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domingo, 20 de enero de 2013

El fracaso escolar. 1. A vueltas con el informe Pisa.

Si hay algo que caracteriza al carácter español es que le "toquen" el amor propio desde fuera, y eso parece ser lo que ha sucedido con el informe PISA... y han entrado las prisas por justificar lo injustificable, por buscar los culpables, por ver la paja en ojo ajeno...

No nos engañemos: la culpa NO es de los profesores, NO de los alumnos, NO de los políticos, la culpa es de TODOS.


¿Que quieren decir aquello de : "yo soy yo y mis circunstancias"? Bien, lo admito. Es más, pienso que así es.


Desde mi época de estudiante he ido asistiendo a reestructuraciones en los planes de enseñanza, y opino que totalmente justificadas, porque los tiempos cambian y hay que ajustarse a ellos. Que se haya dicho que estábamos sujetos a los caprichos del ministro/-a de cultura correspondiente, que traíamos o adaptábamos planes educativos que se habían mostrado ineficaces en otros países, que... ¡es lo mismo!. Yo pasé por el examen de ingreso a mis 9 años, el Bachillerato con las pruebas de Reválida en 4º y en 6º necesarias para la obtención de los títulos de Bachiller Elemental y Superior, el primer COU, la primera Selectividad, y la Licenciatura en la casi recién estrenada UAM (Universidad Autónoma de Madrid).

Como madre y como profesora he vivido los EGB y BUP, FP, ESO... El estudio por medio de fichas en los que los chicos se limitaban a copiar, sin necesidad de memorizar o entender por estar ya señalado en el tema hasta en negrita o cursiva aquello que debian incluir como respuesta, muchas veces en el mismo libro para que fuera más accesible a los chicos (pobres, bastante sobrecargados estaban ya) , eso sí... con kilos y kilos de libros en su mochila, -contradiciendo ampliamente aquello de "el saber no ocupa lugar" - libros que, afortunadamente, no tenían que cargar porque no hacían falta deberes... luego, no hicieron falta exámenes de septiembre...

Y, mientras, unos padres sobrecargados de trabajo porque se necesitaban dos sueldos: uno para pagar la hipoteca o alquiler y otro para vivir...
Incoherencias entre la vida familiar y laboral como el hecho de que los padres debían salir a su trabajo a las 6 ó 7 de la mañana y los niños no tenían guardería o centros de preescolar hasta las 9 de la mañana (las 8 en el mejor de los casos), los descansos para la comida de 12:30 a 15 horas, mientras que los padres (en el caso de los afortunados que pudieran ir a casa a comer por trabajar cerca) terminaban su jornada matutina a las 14 horas... Item más, la salida de los colegios a las 5 de la tarde mientras los padres regresaban a casa a las 20 horas...
Resultado: descenso de la natalidad y cierre de colegios por falta de alumnos, niños educados por los abuelos o enseñados a estar en comedores escolares, clases extraescolares y/o solos ante la tele en espera de la llegada de los papás que, hartos de trabajar y con ganas de estar con sus hijos (uno o dos, normalmente), deseaban realizar con ellos actividades lúdicas antes de mandarlos a dormir a las 21 ó 22 horas; chicos que olvidaban lo aprendido -"cogido con alfileres"-, sin nociones de gramática ni ortografía...

Ahora, la inmigración ha elevado el número de niños en edad escolar y toda adaptación al cambio necesita de un proceso... Pero las clases de apoyo en el mismo Centro han resultado un fracaso más mientras los padres no disponen de tiempo para ayudarles ni de dinero para profesores particulares. 

¿Que los niños no saben leer, esquematizar, resumir?, ¿que los niños no comprenden lo que leen (tan importante para cualquier adquisición de conocimientos)?, ¿que se ha perdido el respeto a la figura del profesor?, ¿que los estudiantes conocen mejor sus derechos que sus obligaciones?, ¿que se rechaza una asignatura como educación a la ciudadanía (¿Hay que recordar que antes se llamaba Religión, luego fue Ética o también Estudio de las religiones?)?, ¿que sin conocer su propia lengua materna, ahora los alumnos deben ser forzosamente bilingües?...
Señores, seamos serios y dejémonos de "parches":
Para echar la culpa a los padres hay que proveerles del tiempo que necesitan para dedicarlo a sus hijos ( y éste, claramente, va mucho más allá de los tres meses de baja maternal): el núcleo fundamental de la Sociedad está en la "república independiente de cada casa" (jamás un slogan publicitario ha retratado tan elocuentemente una realidad).
Para echar la culpa a los profesores hay que mirar con lupa el sistema de oposiciones que premia a los que más "citas" son capaces de hacer y convierte a muchos en funcionarios de "vuelva usted mañana", sin vocación y sin habilidad de y para enseñar, y - lo que es peor- sin posibilidad de "echar marcha atrás" si es demostrada su manifiesta ineptitud (mis hijos se llevan 6 años y han tenido los mismos apuntes, ejemplos y ejercicios del mismo profesor/-a, amén de los mismos problemas). Y ya no entro en la enseñanza privada en la que prima en el mayor de los casos la brillantez de resultados (marketing), por lo que los niños con dificultades son relegados para que abandonen, aburridos, u ocasionen a sus padres más gastos en clases de apoyo para no menoscabar el prestigio del Centro... o abundan en ellos los profesores "multidisciplinares" - ya no digo no licenciados en la asignatura, sino hasta no idóneos- (por ejemplo, en mi caso personal, profesora titular de Lengua, Literatura, Filosofía, Hª del Arte y Latín en una Academia concertada; o a la que se le obligaba, si quería ser contratada como suplente en un prestigioso colegio de la zona Sur madrileña, además de impartir las clases, a acompañar a los chicos en el autobús y vigilarles en el Comedor).
Y, por último, para echar la culpa a los chicos hay que modificar antes cuidadosamente las circunstancias en las que han crecido y se han desarrollado con tan tremendas paradojas.

... Seguimos
 
 

jueves, 4 de agosto de 2011

Fracaso escolar: la lectura

 Un 80% del fracaso escolar proviene de dificultades lectoras.

 La causa más frecuente del fracaso escolar no es la asignatura, sino las dificultades de lectura y en la forma de expresarse. 


Olvidamos que el lenguaje es nuestro medio de expresión, utilizado en todas las materias. 
 

Resolver bien un problema matemático o físico depende en gran parte de su lectura y comprensión.